El síndrome de Klüver-bucy, cuando no existe el miedo
SaludEl miedo es una emoción que ha acompañado al ser humano desde su mismo origen, y por tanto, entendemos que es necesaria, imprescindible incluso, para haber llegado hasta aquí. El miedo tiene para la gran mayoría de personas una connotación negativa, ya sea porque es indeseado sufrirlo, o ya sea porque no les gusta sentirse limitados por culpa de ese miedo a hacer algunas cosas. Es cierto que equilibrar nuestras emociones con respecto al miedo y a la valentía a la hora de tomar decisiones no es fácil, pero evitar por completo ese miedo, ese rechazo para ciertas conductas, nos puede llevar a un peligro real para nuestra vida. El miedo es un consejero que a veces nos ayuda a discernir lo que es peligroso y lo que no. ¿Qué ocurre entonces si lo perdemos del todo?
Hay gente que presume de ser muy valiente y no tenerle miedo a nada, pero sin embargo, siempre hay unos límites. Como por ejemplo, pasear al borde de un acantilado, o saltar desde un edificio. Somos conscientes de que esos actos pueden provocarnos daños muy graves, e incluso la muerte, y nuestro cerebro, ya sea por puro instinto o porque así lo hemos aprendido, nos inocula un buen chute de miedo para que no hagamos ese tipo de cosas. Sin embargo, hay personas que parecen no entender esos peligros, y que realmente viven con ausencia total de miedo, con una calma y una placidez absoluta incluso cuando se enfadan. Se trata de los afectados por el curioso síndrome Klüver-Bucy, un trastorno que deviene del daño o deterioro de la amígdala y los lóbulos temporales bilaterales.
Qué es el síndrome de Klüver-bucy
Hace décadas, los doctores Heinrich Klüver y Paul Bucy estuvieron realizando varios experimentos en monos, para comprobar las funciones de cada parte del cerebro. Al dañar los lóbulos bilaterales de los primates, estos cambiaron drásticamente su comportamiento, volviéndose mucho más sexualizados, cambiando por completo su dieta, sufriendo de agnosia visual, es decir, sin reconocer objetos que antes sí conocían, aun pudiendo verlos, y sobre todo, sufriendo una apatía general que les hacía no sentir miedo y no ser conscientes de los peligros, algo que en plena naturaleza les habría llevado a una muerte segura.
Llevado a personas, el síndrome muestra unos síntomas relativamente parecidos, destacando la ausencia de miedo como uno de los más curiosos y llamativos. El síndrome Klüver-Bucy afecta principalmente a personas que han sufrido daños en los lóbulos temporales bilaterales y la amígdala, ya sea por traumatismos o por simples enfermedades degenerativas. El síndrome está considerado como un trastorno de la conducta por psicólogos y psiquiatras, habiendo sido estudiado también por neurobiólogos para determinar el alcance de las lesiones en estas partes del cerebro, y sus síntomas correspondientes, que veremos más adelante, y que suponen un cambio drástico en la conducta de los seres humanos que tienen la desgracia de sufrirlo.
Causas del síndrome de Klüver-bucy
Al igual que ocurre con los monos, en los seres humanos la principal causa del síndrome de Klüver-Bucy se encuentra en el daño de la amígdala y los lóbulos temporales bilaterales. Los traumatismos cráneoencefálicos suelen ser la principal causa de daño a esas partes de nuestro cerebro, ya sea por un golpe directo o por un derrame que afecte a estas zonas. También se puede dar por una enfermedad infecciosa como la meningitis, motivo por el cual este tipo de virus deben estar muy controlados. En personas de más edad, la demencia senil también puede ser causa de aparición de este síndrome, así como un tumor que aparezca en la zona frontoparental y que provoque igualmente los síntomas de este trastorno. Como se puede comprobar, las causas son muy variadas, así como los síntomas, que veremos a continuación.
Los curiosos síntomas de este síndrome
El síndrome Klúver-Bucy es conocido popularmente por ser la enfermedad que inhibe el miedo. Y es cierto que es así, ya que uno de sus síntomas más evidentes es la apatía emocional de quien lo sufre, no viéndose alterado ante la visión de algún peligro, ni siquiera cuando ese peligro ya le ha afectado. El ejemplo más claro son las personas que le tienen un terror absoluto a las arañas o a las serpientes, y que tras evidenciar los síntomas de este síndrome, ya no aparentan ese terror. De hecho, ante la vista de esos animales, e incluso después de sus ataques, se mantienen en calma. Esto se ha relacionado directamente con la responsabilidad de la amígdala y el lóbulo frontal en ese miedo arcaico y visceral que es el que nos advierta de los posibles peligros que encontramos en el mundo, y nos ayuda a mantenernos con vida.
Además de este síntoma, existen otros igual o incluso más importantes, como una desata sexualidad que lleva a estas personas a masturbarse continuamente y estar en un estado de excitación constante que, sin duda alguna, afecta a su vida privada y social. También se produce un desorden alimenticio importante, como es la bulimia, e incluso se llega a preferir la exploración bucal antes que la visual para reconocer objetos, algo que puede sonar realmente extraño pero que se da en algunos casos. Claro que todos estos síntomas no se suelen dar juntos ni completos, pero sí que tienen que ver con las causas primigenias de este síndrome.
¿Hay tratamiento para el síndrome de Klüver-bucy?
Al ser un trastorno de origen cerebral, el recuperar tejido nervioso se convierte en una utopía, y el tratamiento, por tanto, es tremendamente limitado. Se intenta reeducar a la persona que lo sufre para que entienda que esas pulsiones sexuales y alimenticias que tiene no son normales, y para que vuelva a desarrollar cierta prevención ante algunos riesgos, que ahora parecen inhibidos por el propio síndrome. Cuando el trastorno se produce como consecuencia de otra enfermedad mental, como la demencia, su tratamiento es aún más complicado, y se intenta llegar a la raíz del problema para mitigar los efectos del síndrome Klüver-Bucy en las personas afectadas.