¿Cuánto dinero se pierde por no regularizar la prostitución?
SociedadDespués de mucho tiempo, el debate sobre la regularización de la prostitución parece haber entrado con fuerza en la agenda pública y política. Hasta ahora, la prostitución simplemente se había visto como un mal menor, o directamente, como algo que había que obviar. Todo el mundo sabe que hay prostitución en sus ciudades, incluso cuáles son los locales donde se lleva a cabo. Pero la sociedad ha preferido mirar para otro lado, bien por ser clientes de este mismo negocio, o bien por saber que, se haga lo que se haga, eso no va a desaparecer. El debate ha tardado bastante en ver la luz de manera clara, precisamente porque la prostitución sigue siendo, en muchos sentidos, un verdadero tabú. Algo que existe, pero de lo que no nos gusta hablar. Por ello todavía hay ciertos sectores que se niegan a entablar argumentos a favor o en contra de cambiar la situación.
De hecho, el debate no sería tal si no hubiera al menos dos partes enfrentadas. Y la regularización de la prostitución, que está encima de la mesa por diversos organismos e incluso algunos partidos, tiene enfrente a los defensores de la abolición. Es decir, aquellos que prefieren perseguir este negocio, tanto a las chicas como a los clientes. Y lo hacen, por supuesto, con el argumento de acabar con la explotación sexual, algo totalmente necesario y loable, sin ninguna duda. Solo que se escapa el hecho de que no todas las chicas están explotadas, ni mucho menos. Hay mujeres que han decidido acceder a este negocio por sus propios medios, ya sea por necesidad económica o como una alternativa más en el mercado laboral. Esas prostitutas siempre han estado trabajando por su cuenta y hasta hace poco no han creado colectivos y asociaciones para intentar conseguir más derechos. Esos mismos que los abolicionistas quieren desterrar por completo, dejándolas sin su trabajo. La regularización de la prostitución se sigue viendo como un camino mucho más necesario para controlarla, para poder convertirla en un negocio más, con derechos y deberes. Y de hecho, ya hay países que están aprovechando los beneficios de esa regularización.
Un negocio siempre en auge
La prostitución es, según muchos, el oficio más antiguo del mundo. Esto es más un prejuicio que otra cosa porque seguramente ya habría otros negocios anteriores que se desarrollaban en paralelo, como el de mercader o incluso el de cazador. Pero es cierto que se suele decir esto para incidir en el hecho de que la prostitución siempre ha existido, desde tiempos inmemoriales. La hemos tenido en prácticamente todas las culturas, épocas y civilizaciones. ¿Casualidad? Claro que no. Es un trabajo necesario, imprescindible de hecho, en algunos momentos. Pero es cierto que puede ser también un trabajo muy complejo y polémico, sobre todo si centramos nuestra atención en el hecho de ofrecer servicios sexuales. Las trabajadoras que lo hacen pueden ser tan profesionales como cualquier abogado o fontanero, pero ofrecen algo muy íntimo, y esa es la gran diferencia.
Prohibido o alegal en muchos países
Y sin embargo, la prostitución ha sido rechaza y marginada desde hace siglos, sobre todo por aquellos grupos conservadores que la consideran algo indigno. El sexo siempre ha sido un tabú enorme para la religión, y la prostitución, que en realidad nació como algo sagrado, se ha pervertido hasta llegar a convertirse en algo inmoral. Es por ello que en muchos países, este oficio está tajantemente prohibido. Hablamos, por ejemplo, de Japón, China o Estados Unidos, potencias mundiales que han logrado desarrollar muchas industrias, pero tienen recelos ante la del sexo de pago. De hecho, la prostitución solo es legal en un estado de toda Norteamérica, Nevada, el mismo donde se legalizó el juego.
¿Ha provocado esto que no haya prostitución en esos países y estados? Pues obviamente no. Las prostitutas han aprendido a vivir al margen de la ley, ofreciendo sus servicios a los clientes que saben encontrarlas en tapaderas como bares o centros de masajes. Ahora, con Internet, esto es incluso más sencillo, puesto que los clientes tienen la opción de encontrar a la chica online y quedar con ella con toda discreción. En muchos países, el sexo de pago está en un limbo burocrático, siendo alegal. Ocurre así, por ejemplo, en España, donde la prostitución no se persigue de manera directa, aunque sí de forma indirecta, marginando y señalando a las que la ejercen. Lo que está claro es que, al menos en este caso, la prohibición no sirve para solucionar el problema, como mucho para obviarlo.
Beneficios de la regularización
Otros países, sin embargo, han entendido la necesidad de atajar realmente el problema y generar mayor seguridad para las prostitutas. La regularización del sector también ha traído mucha polémica, incluso dentro de la propia industria de la prostitución, pero es algo normal con un cambio tan grande. Pasar de estar al margen del sistema a cotizar, pagar impuestos, entrar en un censo… Hay muchas mujeres que prefieren seguir como antes, porque se sienten controladas por la policía o las autoridades. Otras han entendido que es el primer paso para conseguir lo que buscaban: la verdadera dignidad de los derechos laborales que por tanto tiempo han luchado. Hay mayor control, sí, pero eso viene bien tanto a las chicas como a los propios clientes.
Ellas están más seguras y saben que pueden recurrir a las autoridades sin miedo, si hay algún tipo de abuso. Ellos ya no tienen que ir con tanta culpa a disfrutar del sexo de pago ahora que es legal. Y además, el país ha conseguido ganar mucho dinero gracias a esos nuevos impuestos que llegan a pagarse a través de este tipo de negocios. Normalmente, la legalización no incluye a los prostíbulos, por el miedo a que las chicas estén explotadas allí, y considera a las trabajadoras como autónomas, llevando las riendas de sus servicios. En los países donde se ha regularizado el sector, la prostitución no ha crecido tanto como se esperaba, así que tampoco es un “estímulo” para que haya más. La seguridad ha aumentado, y la mayoría de las trabajadoras sexuales se sienten ahora más cómodas trabajando.
Alemania, el mejor ejemplo
Uno de los países que ha conseguido regularizar para bien la situación de las prostitutas ha sido Alemania. Gran potencia económica de la zona Euro, la decisión provocó una polémica brutal en su momento, pero a estas alturas ya se ve como algo normal y lógico. Alemania, de hecho, consiguió generar unos 1.600 millones de impuestos al año gracias a la prostitución legal. Es algo menos de lo que se estimaba, y se entiende que muchas prostitutas siguen por su cuenta, pero es un paso al frente para acabar con la precariedad en este negocio. Y si de paso el país también gana dinero para inversiones más potentes, todos salen ganando, al fin y al cabo. Otros países, como Austria, han seguido el ejemplo alemán y han logrado también muchos beneficios. Sin embargo, los países nórdicos como Suecia o Dinamarca están precisamente en el otro extremo del espectro, buscando acabar con la prostitución de todas las formas legales posibles.