Robots sexuales ¿cuáles son sus inconvenientes?
TecnologíaLa tecnología está hoy presente en todos los pequeños detalles de nuestra vida cotidiana, desde el propio Smartphone hasta Alexa en casa, las alarmas, los mensajes de Whatsapp, los correos electrónicos, el smartwatch que mide la intensidad de nuestro ejercicio… Es complicado hoy por hoy estar a más de un metro de cualquier aparato electrónico, aunque es cierto que todavía hay reductos donde la tecnología solo se utiliza para lo básico. Nos ha facilitado mucho la vida, por supuesto, pero es cierto que todo este boom tecnológico puede terminar provocando una cierta dependencia de los aparatos electrónicos. A día de hoy ya no es extraño ver a gente con adicción a los teléfonos móviles, las redes sociales y demás. Personas que están absolutamente enganchadas a sus dispositivos, y que han convertido esa virtud en un problema.
El sexo no se escapa de las garras del progreso tecnológico. Desde hace años hemos podido comprobar como la industria del porno cambiaba por completo con la llegada de Internet, que también nos ha permitido encontrar una pareja sexual de forma más rápida y discreta. Incluso las propias prostitutas están aprovechando las virtudes de la red para conseguir más trabajo. Colocan sus perfiles en plataformas online, a las que es muy fácil acceder por parte de los posibles clientes, y ya no necesitan salir a buscarlos a la calle, con toda la inseguridad que eso provocaba. La prostitución está cambiando, y no solo por Internet, sino también por la aparición de auténticos robots sexuales que se encargan de cumplir todas nuestras fantasías. Una especie de fetiche minoritario que cada vez está ganando más popularidad, especialmente en los países asiáticos, donde la producción de estos robots se multiplica cada año. Para muchos, el futuro está ahí, en los robots capaces de complacer a sus dueños, casi como replicantes sexuales en Blade Runner. Una fantasía que ya se ha hecho realidad, y que amenaza con conquistar el mundo en muy pocos años…
La llegada de los robots sexuales
Los robots sexuales no son más que la evolución lógica de los primeros juguetes tecnológicos relacionados con el sexo. Desde hace décadas existen vibradores mecánicos, y otro tipo de aparatos que tratan de simular de la forma más real posible una relación sexual, tanto para hombres como para mujeres. Adaptar esos juguetes eróticos a un armazón más antropomorfo, dotándole de mayor realismo con materiales como el latex, ha propiciado el boom de estos robots sexuales. Son como muñecas hinchables hiperrealistas, que cuentan con todo tipo de dispositivos, e incluso con inteligencia artificial en muchos casos. Eso les permite responder a caricias y estímulos, abrir y cerrar los ojos o llevar a cabo todo tipo de servicios sexuales que para muchos clientes son una réplica casi exacta de relaciones reales.
Problemas éticos y de privacidad
Sin embargo, no es todo de color de rosa con estos robots sexuales. Muchos piensan que gracias a estos aparatos, la prostitución va a dejar de existir y con ella, la trata y la esclavitud sexual. Pero esta nueva era de sexo robótico nos plantea nuevas dudas y problemas éticos. ¿Está bien tener sexo con un robot? ¿Es realmente algo positivo para nuestra mente, para nuestro propio ego? El placer es el placer, pero desde luego, una buena parte del mismo proviene precisamente del contacto humano. Algo que estos robots amenazan, sin lugar a dudas. Y luego está el tema de la privacidad, al estar muchos de estos robots conectados a la red. ¿Pueden grabarnos en vídeo o en audio sin que lo sepamos? ¿Y si esos archivos salen a la luz y se comparten por Internet? Es algo que nadie desea, desde luego, pero que podría ocurrir en un momento dado.
Algunos investigadores señalan daños psicológicos y amenazas morales
No son pocos los investigadores que, siendo conscientes del imparable avance de esta tecnología, han alzado la voz para prevenir de algunos problemas que conlleva. Por ejemplo, el daño psicológico que puede producir en una persona el tener relaciones solo con un robot. No es alguien real, por muy parecido que sea a una mujer o un hombre. Es una entidad sin sentimientos, por más que los finja. ¿Significa eso que no somos capaces de entablar relaciones con nuestros semejantes? Las amenazas morales también son muy importantes en este tema, y es que uno está siempre pensando en lo que está bien o mal. En estos momentos, la prostitución no está muy bien vista que digamos, y el tener sexo con un robot se considera algo incluso peligroso y desagradable. Puede que las cosas cambien con el tiempo, pero en el momento actual, pocos hombres reconocerían tener un robot sexual en casa.
El polémico diseño de algunos de estos robots
La mayoría de empresas que están en este negocio se centran en la creación de robots sexuales femeninos, ya que son los más requeridos por los clientes. Muchos pueden personalizarse, de hecho, como el propio usuario desee, con unas medidas concretas, tipo de nariz y boca, color de pelo y ojos… Sin embargo, las empresas también sacan prototipos y modelos creados por ellos mismos, donde exponen, sin lugar a dudas, una imagen preocupante de la belleza femenina. El diseño de estos robots, que son creados para dar placer, como no podemos olvidar, es poco realista con respecto al cuerpo femenino real. Robots con curvas enormes, desproporcionadas incluso, que parecen salidos más de una fantasía calenturienta de un otaku que de una empresa que quiere ser fiel a la realidad.
¿Podría ser el fin de la prostitución?
En estos momentos ya hay burdeles en China y otros países asiáticos que están empezando a emplear este tipo de robots sexuales para llamar la atención de los clientes. Incluso hay algunos prostíbulos donde solo se utilizan este tipo de autómatas. Es algo sencillo ya que hay un limbo legal con la utilización de robots para la prostitución. Incluso en países donde el sexo de pago está prohibido y perseguido, hacerlo con un robot no entra dentro de ese castigo. Por eso no son pocos los que piensan que, de seguir así, los robots sexuales terminarán con la prostitución tal y como la entendemos hasta ahora. Que las escorts y trabajadoras sexuales se quedarán sin empleo, como les ha ocurrido a operarios en tantas fábricas, ante la llegada de las máquinas. ¿Se alejarán los hombres del contacto físico real para disfrutar del sexo con un robot? Nosotros todavía lo dudamos, pero estamos expectantes para ver qué nos deparará el futuro en este tema.