Una prostituta infiltrada en el Ejército
SociedadEl Ejército es, sin lugar a dudas, una de esas instituciones donde el orden, la seguridad y el buen hacer deben dominarlo todo. Compuesto por hombres y mujeres que se pueden jugar la vida para defender a su país y a sus ciudadanos en cada momento, esta institución está regida por el orden y las normas. De hecho, es lo primero que se aprende cuando uno entra en el Ejército. Acatar órdenes de los superiores no es solo obligado, sino también lógico, ya que en situaciones de intensa adrenalina, uno debe estar bien manejado. Para muchos, los soldados no son más que perros de presa atados por correas invisibles a los altos mandos. ¿Y quién maneja a esos cargos? Políticos, militares con una larga carrera, pero con unas ideas que tal vez no encajan precisamente con la ideología predominante hoy en día. Es por eso que el ejército siempre ha creado tanta admiración como rechazo.
Dejando este tipo de polémicas a un lado, lo que es indudable es que hay pocas instituciones donde la seriedad se imponga de una manera tan clara como en el Ejército. Aquí no se consienten tonterías, ni salidas de tono. La rebeldía se deja atrás en el mismo instante en el que entramos a formar parte de esta institución, sea cual sea la bandera que defendamos. Por eso llama la atención que, de cuando, aparezca un escándalo dentro de esta institución. Noticias que hablan sobre drogas dentro de los cuarteles, orgías entre reclutas, incluso abusos de unos contra otros. Un ambiente que muchos consideran tóxico, demasiado agresivo, pero que para otros es perfectamente normal entre personas que deben dejarse llevar a veces por sus institutos. El Ejército suele manejar bien este tipo de noticias, e incluso muchas de ellas ni siquiera llegan a ver la luz, impidiéndose así su propagación para mantener el buen nombre de la institución. Sin embargo, a veces se filtran ciertas historias que son, cuanto menos, sorprendentes. Esto es lo que sucedió en una base de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, donde un científico militar logró engañar a todos por años para conseguir algo muy especial…
Una historia de película
Cuando vemos ese rótulo al inicio de alguna película, “basado en hechos reales”, siempre tendemos a cambiar el gesto. ¿Hasta qué punto esto es real o esas situaciones están exageradas? Para que una historia funcione en la pantalla debe contar con mucho conflicto, momentos en los que los protagonistas se enfrenten a obstáculos para poder superarlos y seguir adelante… Sin embargo, la vida real no suele ser así. Hay momentos buenos y malos, pero para la mayoría, la vida es bastante aburrida. Solo que en ocasiones, las historias que suceden en la vida real superan incluso a la ficción. Como si fuera imposible imaginarlas o escribirlas, y solo pudieran vivirse en primera persona, o a través de algún conocido. El caso de esta historia de película es así, ya que cuenta con todos los ingredientes para crear un verdadero thriller, o tal vez una comedia erótica…
El engaño de un empleado condecorado
Pongámonos en situación. Base aérea Wright Patterson, ubicada en Dayton, Ohio. Un lugar donde multitud de soldados conviven en diversos barracones, y se esfuerzan por realizar el mejor trabajo posible para servir a las Fuerzas Aéreas. También encontramos a numerosos científicos que trabajan como parte de multitud de programas auspiciados por el Gobierno. Buscan mejoras en los propulsores de los vehículos, para facilitar el transporte aéreo, etc… Uno de los más destacados en el Doctor James Gord, condecorado en numerosas ocasiones por su labor de ayuda al Ejército. Un tipo ejemplar, al menos sobre el papel, que además tenía amigos muy influyentes y poderosos en la base. Tanto como para conseguir que contrataran a una persona de su confianza en un laboratorio cercano.
Gord contactó con un amigo suyo, perteneciente a una de las empresas que trabajaban en estos laboratorios. Le sugirió la contratación de una joven a la que acababa de conocer en un vuelo a Washington D.C., y que le dejó tremendamente impresionado. Según las investigaciones posteriores, Gord insistió a su amigo para que buscara un puesto remunerado para la chica, ya que poseía un currículum envidiable. Así que su conocido le tomó la palabra y decidió darla una oportunidad a la joven. No tardaría en darse cuenta de que algo iba mal en aquella contratación, ya que la chica no aportó en primera instancia ninguna de las titulaciones que se atribuía en el currículum. Pero la cosa fue a mayores poco después…
Una chica no muy formada pero extremadamente caliente
Gord había insistido mucho para la contratación de la joven señorita, algo que ya llamó la atención de su amigo. Era común recibir este tipo de sugerencias por parte de altos cargos del Ejército, aunque casi siempre guardaban relación con la persona contratado. El enchufismo, por desgracia, también ha llegado a una institución que debería velar más que ninguna otra por la valoración del esfuerzo por encima de todo. La chica, supuestamente licenciada en bioquímica y que además había trabajado como bombera paramédica en Tennesse, era incapaz de redactar un simple email de forma coherente. Ni que decir tiene que tampoco sabía llevar a cabo su trabajo de forma correcta. Pero, como el propio Gord había asegurado, estaba muy buena. Y esa fue, de hecho, la única cualidad por la que se la contrató.
Se descubre la mentira
Durante un año completo, el tiempo que duró el contrato, la mujer siguió en su puesto, a pesar de las reticencias de la empresa para la que trabajaba. Su jefe pronto entendió que había gato encerrado, así que fue a pedirle explicaciones al buen doctor Gord. Este, sin ningún tipo de rubor, le reconoció que en realidad, la chica era una prostituta a la que había conocido en Cincinnati. Que habitualmente alternaba con ellas en sus viajes oficiales, y que incluso poseía un documento de Excel con el nombre y el teléfono de varias a las que había conocido en los últimos años. También añadió que no diera parte a sus superiores, o se encargaría de arruinar su vida. El contratista decidió esperar a que el contrato se rescindiera unos meses más tardes, pero la sorpresa llegó cuando la mujer se fue del trabajo. A la competencia. Y precisamente, con una asignación del propio Ejército, favorecida, sorpresa sorpresa, por el propio Doctor Gord.
En 2019, casi dos años más tarde de aquel primer contrato, las autoridades tienen constancia del engaño y empiezan a investigar. Detienen a la prostituta, que al parecer incluso había mantenido relaciones de pago con miembros de la base donde trabajaba. El Doctor Gord permanece en silencio, pero muere en 2021, por causas que no han sido reveladas. Y así es como se destapa el resto del engaño, con un militar condecorado utilizando todas sus armas para lograr que una prostituta formara parte de su equipo. Una noticia que saltó hace unos meses y que sin duda habrá inspirado a más de un guionista para una de esas películas que nos costará creer que están “basadas en hechos reales”.